El reactor experimental ITER, que costará entre 13 y 16 billones de euros, pretende poner al alcance de la humanidad la energía de fusión. Con ello podrían resolverse los graves problemas de suministro de energía que actualmente enfrentamos y que crecerán exponencialmente en un futuro cercano.
La energía de fusión ha sido un sueño
largamente acariciado por la comunidad científica a lo largo de los
años. Y no es para menos, un reactor capaz de generar este tipo de
energía consumiría relativamente pocos recursos y arrojaría resultados
gigantescos. En un mundo en donde el consumo de energía crece día con
día, es indispensable encontrar alternativas que nos alejen de una
crisis que podría ser de dimensiones catastróficas.
El agotamiento de los pozos petroleros y
el calentamiento global son sólo algunos de los síntomas de una amenaza
que podría salirse de control. Actualmente, las llamadas energías
alternativas, como la solar o la impulsada por el viento, pueden ser una
solución a corto plazo; no obstante, requieren de grandes extensiones
de terreno y generan cantidades insuficientes de energía, sin contar con
que en ocasiones el sol no brilla o el viento no sopla. La energía
nuclear, por su parte, ha demostrado ser sumamente peligrosa, ya sea por
la posibilidad de que ocurran accidentes o porque puede llegar a manos
equivocadas. Además de que un reactor nuclear genera peligrosas
cantidades de desechos tóxicos, difíciles de manejar.
De ahí que la energía de fusión resulte
de gran interés para la humanidad. Este tipo de energía proviene de una
reacción desencadenada por la fusión de dos núcleos atómicos. En este
proceso se libera una gran cantidad de energía. El ejemplo máximo del
potencial de estas reacciones es el mismo sol, que podría verse como una
especie de reactor de fusión natural. En otras palabras, se trata de
obtener un pedazo de sol capaz de generar cantidades exorbitantes de
energía para consumo humano.
A lo largo de los años se han llevado a
cabo múltiples intentos por alcanzar esta meta, pero hasta ahora
ninguno ha tenido éxito. El reactor ITER, además de ser el experimento
más caro de la historia, es la nueva versión en esta carrera por dominar
la energía de fusión. Las dimensiones de ITER nos dan una idea del
colosal esfuerzo que representa. Será instalado en Cadarache, al sureste
de Francia, donde se prepara el terreno y se procuran las condiciones
óptimas para el experimento. Mientras tanto, en diversas fábricas de
seis países distintos se realiza la construcción de las partes de ITER,
mismas que serán ensambladas en la locación una vez que estén
terminadas. Se calcula que este reactor medirá 60m de alto, más otros 13
que estarán bajo tierra. Asimismo, pesará unas 23 mil toneladas y usará
cantidades de cables suficientes como para darle dos vueltas completas a
la Tierra.
Hay quien cree que la energía de fusión
es un sueño irrealizable, y que por lo tanto no representa una
respuesta real a nuestros problemas energéticos. Sin embargo, nos
estamos quedando sin opciones y la simple inversión que se ha hecho en
la construcción de ITER demuestra lo importante que es para el futuro de
la humanidad este tipo de energía.
*Vía Popsci
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